España se enfrenta por primera vez a una “explosión” de casos de esta enfermedad transmitida por un mosquito. Es un virus no transmisible a humanos que llegó a finales de 2022 al país y que se está extendiendo por Andalucía occidental y el sur de Extremadura

España se enfrenta por primera vez a una “explosión” de casos de la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) que afecta principalmente al ciervo y al vacuno; un virus no transmisible a humanos que llegó a finales de 2022 al país y que se está extendiendo por Andalucía occidental y sur de Extremadura.

Lo aseguran a Efeagro el experto en enfermedades infecciosas y catedrático de la Universidad de Córdoba (UCO), Antonio Arenas, tras la confirmación de los primeros casos en el norte de dicha provincia, y el científico del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), Chirstian Gortázar.

Su llegada más probable al país fue con la entrada de diminutos mosquitos infectados, de la especie “culicoides”, desde el norte de África, transportados por las propias corrientes de aire o, algo más improbable, por la entrada de vacuno infectado desde esa zona.

Una vez en España, esos mosquitos han ido picado a cérvidos y a ganado vacuno, infectando a estos animales, pero no es un virus que se transmita entre reses o ciervos.

LA ENFERMEDAD
La EHE es más común en América, pero se ha expandido a muchas otras regiones del planeta y llevaba años circulando en el norte de África.
Según aportan ambos expertos, la mortalidad en los ciervos de la península ronda el 10 % (en base a los primeros datos analizados) y en el ganado vacuno apenas el 0,5 %, siendo habitual que el animal infectado supere la patología en varios días sin síntomas o, en todo caso, presente fiebre, cojera, debilidad y lesiones en la mucosa oral y nasal antes de resolver la infección por lo que se le podría administrar antiinflamatorios y antipiréticos.

Tras la curación, el animal genera anticuerpos que le protegerían de futuras infecciones frente al serotipo en cuestión (en España circula el 8) por lo que se prevé que la incidencia de la enfermedad vaya cayendo conforme pasen los años, al menos para ese serotipo.

Lo previsible es también que la enfermedad se extienda hacia las zonas limítrofes de las ahora afectadas y que la prevalencia de la enfermedad caiga tras la llegada de las primeras heladas en otoño-invierno, con la reducción de la población del mosquito.

MEDIDAS DE CONTROL Y PREVENCIÓN
Tras confirmarse un positivo en una explotación, se inmoviliza el ganado de la granja afectada según el período recogido en la normativa vigente.

Además, se limita el movimiento desde explotaciones ubicadas en zonas de restricción con destino a zonas libres o a otros países de la UE, y en función, a su vez, de si estos traslados son para sacrificio o para vida.
Estos condicionantes están basados fundamentalmente en la verificación de ausencia de síntomas clínicos en animales objeto de traslado y de desinsectaciones de transportes y de animales, según los orígenes y destinos.

En cuanto a la exportación a países terceros, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) detalla en su web que la declaración de la enfermedad afecta a las exportaciones a terceros países de rumiantes, su material genético y productos de origen rumiante, ya que en algunos casos no está permitida la exportación o son aplicables determinadas restricciones.

Para la prevención, existe vacuna en Estados Unidos que sólo se utiliza en ciervos salvajes en cautividad y en Japón se ha desarrollado una para el vacuno pero “ha habido poco interés” en implementarla a nivel global por parte de los laboratorios y de la industria, según un informe de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).
Por lo demás, a nivel de granja, al transmitirse por un mosquito los ganaderos podrían usar repelentes e insecticidas en los establos para intentar minimizar los riesgos.

¿QUÉ HACER CON UN CASO BAJO SOSPECHA?
En el caso del vacuno, si el ganadero sospecha que tiene reses infectadas, debe contactar con su veterinario de explotación y los servicios oficiales veterinarios para la verificación del cumplimiento de los condicionantes sanitarios necesarios hasta superar el foco.

En el caso de cérvidos con síntomas claros, hay que avisar a las autoridades de Medio Ambiente correspondientes e incluso abatir al animal por su propio bienestar y para erradicar ese foco, según el IREC.

Los ciervos, por su parte, no se alojan en estancias cerradas en las que puedan impedirse el acceso de mosquitos y donde puedan tratarse con insecticidas o repelentes.

En consecuencia, el uso de insecticidas en el medio natural y la desecación de charcas no son medidas eficaces para controlar la EHE en ciervos así como tampoco lo es la recogida y destrucción de cadáveres, al tratarse de una enfermedad transmitida por vectores, según el IREC.