Cuando hablamos de producción porcina en España, nos damos cuenta de que en los últimos años ha habido una concentración del sector y las granjas han tenido que organizarse progresivamente en su gestión instaurando grupos de producción homogéneos. Las granjas de cerdas pueden seleccionar entre varias opciones diferentes para formar sus lotes de producción, en un grupo semanal o elegir cada 2, 3, 4, o incluso cada 5 semanas. La decisión sobre la mejor opción depende de múltiples factores, incluidas las características individuales de la granja, y en nuestra opinión, puede traer una serie de beneficios para el productor-ganadero.

Beneficios sanitarios: sin duda, uno de los principales puntos positivos a la hora de cambiar una granja a un manejo en bandas, es la mejora sanitaria que lleva aparejada. Este manejo en lotes de lechones separados varias semanas en su nacimiento, nos suele permitir realizar un manejo mucho más estricto a la hora de no mezclar edades-lotes, por lo que la transmisión de patógenos entre grupos de animales de distintas edades se minimiza. Dependiendo del diseño de la granja, vamos a poder evitar que un lote de producción entre en contacto, en ningún momento, con sus “hermanos” de las bandas anterior y posterior, por lo que el contagio de patógenos se minimiza aún más. Como resultado, vamos a tener una mejora sanitaria en la fase de crecimiento.

Beneficios laborales: ciertos manejos en bandas nos van a permitir la organización del trabajo semana a semana en función de la tarea específica que toque en cada momento. Así, habrá semana de cubriciones, de partos, de destete, etc., en muchas ocasiones no coincidentes y, por lo tanto, nos van a permitir concentrar los mejores recursos humanos de la granja en una tarea específica. Por ejemplo, si tenemos un trabajador en la granja especialmente cuidadoso, podemos ponerle al cargo de las acciones más delicadas en función de la demanda de la producción (recela, inseminación, atención al parto, vacunación de lechones, …). Además, semanas de menor carga de trabajo serán una ayuda a la hora de dar los descansos y los periodos vacacionales de los operarios.

Beneficios productivos: al concentrar la producción de una granja en ciertas semanas del año, vamos a tener también una concentración de las producciones de lechones. Por lo tanto, podremos ofrecer a las unidades de engorde (cada vez también de mayor tamaño) lotes más grandes y homogéneos de lechones, evitando las dispersiones de edades o que tengamos que mezclar animales de distintos orígenes para poder llenar unidades de engorde de gran tamaño.

Beneficios para la bioseguridad: la concentración de tareas en semanas específicas nos puede ayudar a mejorar la bioseguridad de nuestra explotación. Como ejemplo, en lugar de tener cargas semanales de lechones, tendremos una carga mensual, lo que reduce el riesgo de introducción de patologías a través del transporte. Igualmente, sólo tendremos la visita del repartidor de semen en la semana de cubriciones, por lo que de nuevo disminuimos riesgos. Todo ello nos va a ayudar a concentrar más esfuerzos para evitar la entrada externa de agentes en los momentos precisos en los que tengamos el riesgo.

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Pero, ¿son todo beneficios? ¿O podemos considerar también algunas sombras?

Por supuesto que el paso a bandas de varias semanas de una granja no va a solucionar ciertos problemas. Más aún, se pueden plantear una serie de dudas:

– ¿Qué pasa con la introducción de la reposición?: sin lugar a dudas, es una de las primeras preguntas que nos pueden venir a la cabeza respecto a decantarnos por tomar la decisión de pasar nuestro trabajo a bandas. La entrada de cerditas de reposición para inseminar, justo en la semana de cubriciones, puede parecer, en principio, un desafío, pero nada más lejos de la realidad. Gracias a un manejo ordenado, con el que dispongamos de un registro de celos a partir de la pubertad, junto con la existencia de herramientas como Regumate® (altrenogest), que nos permite “parar” el ciclo reproductivo de las nulíparas para tenerlas a punto para la inseminación, lo que antes parecía un problema, ahora es un sencillo manejo que nos va a permitir completar los lotes de cubriciones llegando sin problemas a nuestro objetivo de cubriciones de la banda. Incluso, determinados manejos priorizan la inseminación de las cerditas de reposición de un lote, la semana anterior a la semana de cubriciones de la banda, lo que nos va a permitir que sean las primeras cerdas en parir y, por lo tanto, sus lechones, aparentemente más susceptibles a tener problemas tras el destete, sean los que se destetan con mayor edad.

– ¿Qué pasa con las “cerdas descolgadas de la banda”?: otra posible preocupación podría ser esas reproductoras cuya cubrición no se produce en la semana adecuada. De nuevo, un buen manejo y el uso de altrenogest nos puede ayudar a incluirlas en la semana correcta, bien retrasando su cubrición o bien alargando una lactación ficticia con el uso de Regumate®.

En conclusión, el manejo en bandas de dos o más semanas, puede y debe ser considerado como una herramienta más para ayudar al productor-ganadero a mejorar los resultados de su explotación.