El Ministerio de Agricultura ha felicitado a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha por la manera en la que ha controlado un brote de fiebre catarral ovina, más conocida como «lengua azul», detectado en la localidad de Guadalmez (Ciudad Real), dentro de la comarca del Valle de Alcudia.
La estrategia de Castilla-La Mancha, según han informado fuentes de la Consejería de Agricultura, ha sido crear un «tapón de seguridad», vacunando contra la enfermedad a toda la cabaña ovina de la zona afectada y alrededores, que cuenta con unas 130.000 cabezas. Para ello, el Gobierno regional se ha movido con rapidez y se ha adelantado a otras comunidades autónomas para adquirir todas las vacunas que había en el mercado, en torno a 360.000 (cada animal necesita dos dosis).
Las vacunas han sido financiadas íntegramente por la Junta, que ahora está negociando en el Ministerio de Agricultura un posible pago conjunto entre las dos administraciones.
A día de hoy se ha vacunado prácticamente a la totalidad de los animales de la zona, generando un «corredor de seguridad» para que la enfermedad no se extienda por toda la región, como está ocurriendo en Extremadura y en Andalucía, y evitar problemas comerciales a los ganaderos de Castilla-La Mancha, ya que el ganado afectado no puede venderse fuera de su zona.
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