Alberto Quiles. Departamento de Producción Animal. Facultad de Veterinaria. Universidad de Murcia. quiles@um.es
Mª Luisa Hevia. Departamento de Producción Animal. Facultad de Veterinaria. Universidad de Murcia.

Palabras clave: Manejo reproductivo, gonadoprinas, ovulación, celo, progesterona, sincronización.

Introducción

Los parámetros reproductivos fertilidad y prolicifidad pueden ser mejorados cuando se elige el momento idóneo para la inseminación de las cerdas, lo cual requiere conocer el intervalo destete-celo, la duración del celo  y efectuar un correcto diagnóstico del celo de las cerdas. Si bien, en ocasiones los protocolos estandarizados para el correcto manejo reproductivo de las cerdas no dan el resultado esperado, en cuyo caso los tratamientos hormonales pueden contribuir a mejorar los índices reproductivos, siempre y cuando se apliquen en los momentos precisos y sobre los animales adecuados; si bien, para ello es necesario conocer el fisiologismo endocrino del ciclo sexual de la cerda.

La cerda es poliéstrica no estacional con ciclos sexuales que se repiten a intervalos de 21 días como media (18-24 días); y que solo se ven interrumpidos durante la gestación, la lactación (al menos en los primeros 30 días de la misma) o ante determinadas alteraciones endocrinas.

El ciclo sexual de la cerda se divide en dos fases: folicular y luteal.

La fase folicular comprende desde el fin de la luteolisis e inicio del crecimiento folicular hasta la ovulación y formación posterior de los cuerpos lúteos. Está comprendida por las etapas de proestro (crecimiento y maduración folicular y aumento de las secreciones de estrógenos) y estro (receptividad sexual y pico de LH desencadenante de la ovulación).

El proestro dura alrededor de dos días. Durante esta fase se desarrolla el folículo terciario en el ovario, aumentando la secreción de estrógenos, principalmente, el 17-β estradiol que facilita la acción de las gonadotropinas y de la prolactina. Los estrógenos alcanzan su pico máximo (60-90 pg/ml) 24 horas antes de iniciarse el estro. La progesterona desciende a su nivel más bajo.

El estro dura de dos a tres días, durante el mismo el epitelio del oviducto alcanza su altura máxima (25 μm), para descender a 10 μm al final del diestro. Durante el mismo la cerda muestra la sintomatología característica del celo.

Los pulsos de FSH y LH estimulan el crecimiento de los folículos durante la fase folicular temprana y media,

mientras que en la fase tardía la LH es la hormona dominante.

El crecimiento de los folículos es continuo hasta los 5 mm. Aproximadamente entre el 25 y el 50% de los óvulos alcanzan el tamaño preovulatorio y maduran aquellos que producen más estrógenos. Mientras que los menos activos estrogénicamente se transforman en atrésicos. Las concentraciones crecientes de estrógenos desencadenan el pico de LH y la ovulación, gracias a un proceso de retroalimentación o feedback positivo sobre el hipotálamo. La descarga preovulatoria de LH se inicia en las primeras horas del celo, alcanzando un máximo de 8 ng/ml, antes de volver a los niveles basales (1-2 ng/ml) unas 43 horas más tarde. Esta descarga de LH al comienzo del celo inicia tanto la maduración del ovocito del folículo preovulatorio como la ruptura de la pared del folículo.

La ovulación ocurre espontáneamente a las 36-44 horas de iniciarse el celo. Tiene una duración entre 3 y 8 horas, contadas desde la liberación del primer óvulo hasta el último. Al aproximarse la ovulación el nivel de estrógenos es lo suficientemente alto para frenar la liberación de FSH y provocar la liberación de LH, responsable de la ruptura del folículo y de la ovulación. Estos altos niveles de estrógenos aumentan la tasa de migración de leucocitos hacia la luz uterina. Pasadas unas 8 horas de la ovulación los niveles plasmáticos de estrógenos descienden bruscamente. En estas condiciones la defensa uterina pierde efectividad, por lo que es muy fácil provocar infecciones uterinas, si se aplican dosis seminales en el periodo post-ovulatorio. Estas infecciones pueden provocar descargas vaginales a los 15-18 días post-inseminación con repetición de celo a los 3-5 días.

Por lo que respecta a la fase luteal se caracteriza por la presencia del cuerpo lúteo, en pleno funcionamiento secretando progesterona. Esta fase dura entre 13 y 16 días. A ella pertenecen las etapas de metaestro (generación de cuerpos hemorrágicos e inicio de la secreción de progesterona) y diestro (formación de cuerpos lúteos y pico máximo de progesterona).

El metaestro dura de uno a dos días. En él tiene lugar la organización del cuerpo lúteo. Se trata de una pequeña glándula endocrina, desarrollada a partir de las células de la granulosa y de la teca interna del folículo de Graaf tras la ovulación. Las células de la granulosa se hipertrofian y un pigmento carotenoide (luteína) da el color amarillo al cuerpo lúteo.

Tras la ovulación los niveles de estrógenos descienden y aumentan los de progesterona (alcanzan un pico de 25-30 ng/ml), responsable de la preparación del endometrio para que tenga lugar la nidación de los embriones. La progesterona mediante un proceso de retroalimentación o feedback negativo evita la secreción de GnRH por parte del hipotálamo y en consecuencia la secreción de FSH y LH por parte de la adenohipófisis, interrumpiéndose el crecimiento de nuevos folículos.

El resto del ciclo la cerda está en diestro. Si no hay fecundación, la prostaglandina F2α secretada por el útero (entre los días 12º-16º del ciclo) llega hasta el ovario provocando la regresión del cuerpo lúteo y, por tanto, el descenso de los niveles de progesterona circulante, reiniciándose la secreción de GnRH e iniciándose un nuevo ciclo. El reclutamiento folicular se produce entre los días 14-16 del ciclo (aumento de la prostaglandina F2α y descenso de la progesterona), así los folículos de menos de 4 mm comienzan la atrofia y los mayores de 4 mm continúan su crecimiento hasta el día 18º (1 mm/día), en donde se produce la selección y el crecimiento folicular rápido de los dominantes hasta el día 21º, justo antes de la ovulación (9-11 mm).

El mantenimiento de la gestación mediante la progesterona depende de una señal emitida por los embriones y sus membranas: los estrógenos que en este momento tienen una acción luteotrópica. Ahora bien, se necesita una cierta cantidad de estrógenos para que se desarrolle el denominado reconocimiento de la gestación, ya que si la señal estrogénica es insuficiente (por ejemplo 3 o menos embriones) se producirá la reabsorción.

Inducción del celo mediante tratamiento hormonal

La utilización de hormonas gonadotropinas para la estimulación de  ovarios inactivos, evita el riesgo de degeneración quística en cerdas en diestro, en las que la progesterona elevada puede bloquear el pico preovulatorio de LH e impedir la ovulación de los folículos en crecimiento. Este tratamiento está especialmente indicado en cerdas con anoestro superficial, y, que en ocasiones, son causa de baja al considerarlas infértiles. De esta manera se pueden introducir de nuevo en el círculo productivo en el momento deseado, disminuyendo el número de días no productivos y facilitando el manejo en bandas.

Para inducir el celo es necesario que la cerda esté en anoestro. Cuando se aplican las gonadotropinas en cerdas cíclicas durante la fase luteal, normalmente no aparece el celo, se reactivan los cuerpos lúteos, el intervalo entre celos se alarga y aumenta el riesgo de formación de quistes ováricos y si hay presencia de celo éste suele…

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