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Planificar una estrategia efectiva de control de parásitos significa establecer sistemas de gestión específicos para granjas o pastos.

Ante uno de los mayores desafíos en la producción animal, el manejo de los pastos se plantea como estrategia de control de parásitos. Partiendo de la premisa de que el tipo de parásito y el nivel de carga varían de un lugar a otro y de un animal a otro, no es posible generalizar en todos los casos.

En la actualidad, los parásitos más comunes en el ganado bovino son Cooperia oncophora, Ostertagia ostertagi, Haemonchus spp. y Dictyocaulus viviparus, que pueden afectar negativamente al crecimiento de un animal y reducir la productividad. Por tanto, gestionar, controlar y abordar los retos de cada granja de forma individual es de vital importancia.

Y es que, ante una realidad en la que las circunstancias de cada granja son muy variables, no resulta efectivo aplicar un modelo estándar para todas ellas. Al contrario, se trata de planificar un enfoque integrado que identifique los riesgos y coordine los tratamientos y el manejo de los pastos para una amenaza de parásito específica, lo que evitará brotes y pérdida de productividad, además de ayudar a impedir el desarrollo de parásitos resistentes.

En este artículo, explicaremos algunas pautas que proporcionan una visión general de los principales elementos a tener en cuenta. No obstante, es importante trabajar con el veterinario para comprender y planificar una estrategia de manejo de parásitos que, como hemos indicado, sea la más adecuada para cada caso.

Pautas generales

El primer paso para un manejo efectivo de los pastos es saber qué parásitos hay en la granja y cuándo y cómo afectarán al ganado. Se recomienda dedicar un tiempo a los alojamientos y al análisis, a mediados del verano, para reflexionar sobre la efectividad del control de parásitos en los meses anteriores de cara a planificar los próximos seis meses.

En este punto, es importante entender que la larva del parásito que logró sobrevivir al invierno emerge con la llegada de la primavera y el resurgir de los pastos. El ganado puede infectarse con parásitos durante toda la temporada de pastoreo. Al desarrollar un programa de control de parásitos para dicha temporada, se requiere tener en cuenta el tipo y la edad del ganado, la topografía y las instalaciones de la granja, así como sus objetivos y capacidades. Más allá de estos factores, la estacionalidad tendrá inevitablemente un impacto en el clima, el crecimiento de las plantas, la epidemiología de los parásitos, la cría de ganado, la gestión de las granjas y, por consiguiente, en el control de parásitos. Además, se ha de prever que las poblaciones de parásitos suelen aumentar de primavera a verano, siendo más comunes a partir del mes de julio la gastroenteritis parasitaria y las infecciones por gusanos pulmonares.

La rotación del ganado entre pastos separados también puede ser un factor relevante. Se debe hacer un plano de la granja al comienzo de la temporada de pastoreo para determinar el uso de los pastos, sobre todo en lo que se refiere al riesgo de parásitos, qué tipo de ganado se trasladará allí, etc.

Cada primavera llega el momento de decidir si el plan de control de parásitos será una estrategia preventiva, utilizando un manejo antihelmíntico y de pastoreo, o si se hará un enfoque terapéutico, lo que supone esperar y ver qué es más apropiado para la granja. Para ser efectivos, los tratamientos antihelmínticos estratégicos deben comenzar al principio de la temporada de pastoreo o inmediatamente después de la detección de parásitos.

A partir de ese momento, el objetivo es minimizar la contaminación de los pastos hasta mediados del mes de julio, momento en que la población que sobrevivió al invierno debería haber disminuido a niveles insignificantes. Si el enfoque es esperar y ver qué sucede, entonces se debe contar con programas efectivos y regulares de seguimiento y diagnóstico del ganado, como, por ejemplo, el recuento de huevos en heces.

Independientemente de esto, el control de la calidad de los pastos durante la temporada de crecimiento de la hierba permitirá adaptarse a la imprevisibilidad asociada al pastoreo. Esto significa ajustar la rotación de los pastos para mantenerlos en las mejores condiciones de altura de la hierba ya que pueden tener diferentes ratios de crecimiento de un mes a otro. La mayor parte de los parásitos de los pastos están muy cerca del suelo. Y, por norma general, el “pastoreo excesivo” aumenta la probabilidad de consumo de parásitos.

Es aconsejable establecer objetivos de crecimiento para las crías para poder gestionarlas y alimentarlas en consecuencia, utilizar los antihelmínticos y manejar los pastos para asegurar que se cumplan los objetivos marcados. Además, el ganado debe ser pesado regularmente, pues es la única manera de controlar con precisión el rendimiento.

Aspectos a tener en cuenta

Durante este proceso, se recomienda utilizar productos para el control de parásitos según lo recomendado por los profesionales. La dosificación exacta sólo puede lograrse si se tienen pesos exactos de cada animal. Para asegurarse de obtener lo mejor del producto para el control de parásitos se debe:

  • Hacer un mantenimiento de todo el equipo y las instalaciones de manejo de ganado.
  • Escoger el producto más apropiado para los parásitos presentes.
  • Administrar los productos en la dosis correcta.
  • Almacenar y manipular los productos de forma segura y correcta.
  • Consultar el prospecto y/o la hoja de datos antes de usar un producto.

Por lo demás, centrarse en los parásitos correctos en el momento adecuado dará resultados predecibles y puede significar que sea menos probable que se necesite un nuevo tratamiento.

Para asegurarse de que el producto antiparasitario elegido vaya a funcionar, un laboratorio de diagnóstico puede realizar una prueba de reducción del recuento de huevos en heces (FECRT). Esta prueba se realiza tomando una muestra de heces de un animal, enviando la muestra al laboratorio para un FECRT y luego tratando al animal. Catorce días después, se ha de tomar otra muestra de heces del mismo animal y enviarla al laboratorio. Cuando se comparan los resultados de la muestra, la segunda muestra debe tener un recuento de huevos de, aproximadamente, un 95% menor al reflejado en la muestra original. Si no muestra una reducción, es probable que haya resistencia a ese antiparasitario en la granja y se requiera un tratamiento diferente.