Identificar correctamente a los parásitos que afectan a tu ganado y conocer el impacto que tendrán es el primer paso para poder entender la magnitud del riesgo que suponen y la mejor manera para un control efectivo en la granja. Además, es importante comprender cuándo y cómo infectarán al ganado en condiciones normales en granja. 

En este sentido, hay que tener en cuenta que el ganado es frecuentemente infectado por varias especies de parásitos de forma simultánea. La conformación de las infecciones, identificando qué especies están presentes, influye en el impacto en la salud y la productividad, y en cómo lograr el control más eficaz. La planificación de un enfoque integrado de la amenaza que representan los parásitos permite desarrollar estrategias específicas, que incluyen tratamientos adecuados. Ante esta situación, los programas de control de parásitos bien concebidos previenen los brotes y retrasan el potencial desarrollo de  resistencias a los medicamentos.

La estacionalidad afectará inevitablemente al crecimiento de los pastos y a su manejo, a la cría de ganado, a la gestión de las granjas, al alojamiento y al desafío que representan los parásitos. Una vez que el ganado comienza a pastar, rápidamente se expone a nuevas infecciones por poblaciones de larvas de parásitos. La exposición a los parásitos generalmente comienza cuando el ganado se traslada a los pastos de primavera y aumenta progresivamente hasta mediados del verano.

Las infecciones por Dictyocaulus viviparus son más comunes a partir del mes de julio. Sin embargo, no se puede generalizar. Existe una variación significativa de un año a otro, de una granja a otra y de un pasto a otro, por lo que se recomienda trabajar junto con el veterinario para analizar cada caso en concreto y comprender los requisitos específicos para el control de parásitos.

Las dos especies más comunes, asociadas con la gastroenteritis parasitaria (PGE) son Cooperia oncophora y Ostertagia ostertagi. Ostertagia es el nematodo más patógeno de las dos especies y, por tanto, es más probable que cause una enfermedad clínica. Sin embargo, las pérdidas subclínicas de especies como Cooperia (y otras varias) pueden ser muy significativas. Las especies de Cooperia infectan generalmente al ganado joven en su primera estación de pastoreo. Con la edad y la exposición a los parásitos, el ganado desarrolla inmunidad a algunas especies. Una vez desarrollada la inmunidad, esta puede ayudar a proteger frente a la enfermedad clínica. No obstante, incluso el ganado inmune llevará una carga de gusanos y, aunque pueden no mostrar signos clínicos obvios, una infección subclínica puede provocar una pérdida sustancial de producción.

La coinfección con Cooperia y Ostertagia puede ocasionar una reducción en la tasa de crecimiento de los terneros mayor que la que causaría cualquiera de las especies de forma individual, por lo que es importante abordar ambos en los programas de control. Y es que, aunque sus ciclos de vida y epidemiología son muy similares, su sensibilidad a los antihelmínticos de uso común varía. Se debe prestar especial atención a los prospectos en relación a los perfiles de eficacia, particularmente la efectividad frente a especies concretas, a las distintas fases vitales de los gusanos y a la duración de la actividad.

Más allá de estas especies, hay otras importantes que infectan al ganado como Haemonchus, un parásito clave en el desarrollo de la gastroenteritis parasitaria. Se trata uno de los endoparásitos más dañinos para los rumiantes. A diferencia de Cooperia y Ostertagia, es hematófago. Los gusanos adultos tienen una lanceta oral para incidir en los capilares de la mucosa abomasal. Esto les permite ingerir la sangre que fluye de los capilares afectados. La pérdida de sangre por la gran carga de este nematodo provoca anemia, debilidad, pérdida de proteínas y, en ocasiones, la muerte.

Dictyocaulus es una de las causas más importantes de enfermedades respiratorias del ganado vacuno y los animales afectados son más proclives a la neumonía infecciosa. Es más común en terneros y novillas en granjas lecheras, aunque cada vez es más frecuente en vacas lecheras más viejas e incluso se puede encontrar la enfermedad en terneros de carne. Si los terneros no fueron tratados con un antiparasitario de acción prolongada antes de la salida al pasto, se debería hacer un seguimiento de los mismos durante la estación de pastoreo para detectar signos de enfermedad.

Al comienzo de cada estación de pastoreo, los animales jóvenes pueden tener una inmunidad muy limitada a Dictyocaulus, siendo vulnerables a la infección. Es importante estar alerta ante una posible exposición a Dictyocaulus y tomar las medidas adecuadas para reducirla o prevenirla si es posible. Las cargas parasitarias elevadas, el clima cálido y húmedo y el control deficiente de los gusanos durante el verano pueden provocar brotes de enfermedades a medida que avanza la estación de pastoreo.

El período de cuarentena para el ganado importado ayudará a minimizar el riesgo de introducir agentes infecciosos nuevos y no deseados, incluidos los parásitos. También jugará un papel relevante para garantizar que los animales recién llegados estén protegidos frente a las enfermedades endémicas que puedan encontrar en la nueva granja.

El diagnóstico tiene un rol importante que resulta de gran utilidad en el proceso de control y en la monitorización de los animales durante la estación de pastoreo. Tomar muestras de heces y medir la concentración de huevos de gusanos mediante su recuento (FEC, fecal egg count) puede proporcionar información útil sobre la dinámica de la infección durante una estación de pastoreo. Un FEC es una estimación del número de huevos eliminados por un animal, lo que sugiere su nivel relativo de carga de parásitos. Al utilizar una muestra de heces tomada de varios animales, la FEC puede determinar una aproximación de la carga parasitaria del rebaño.

Otras técnicas de diagnóstico incluyen la detección de anticuerpos en los tanques de ordeño mediante ELISA. Esta es una prueba rápida y económica que evalúa la exposición del rebaño lechero a parásitos patógenos, en concreto Ostertagia.

El seguimiento de la ganancia de peso en el ganado de carne es una buena herramienta de diagnóstico. Las infecciones clínicas y subclínicas de Ostertagia y Cooperia pueden causar pérdida de peso, indicando la existencia de problemas. 

La técnica de filtrado denominada Baermann proporciona un método que permite extraer larvas de gusanos de las heces y usarlas para la identificación de larvas de Dictyocaulus. Puede obtener más detalles de estas pruebas con el veterinario o asesor de salud animal.

Todos los principales parásitos del ganado vacuno se pueden controlar aplicando adecuadamente los tratamientos apropiados a los animales en riesgo, para aliviar los efectos de las cargas parasitarias existentes y reducir el riesgo de una infección posterior. Para asegurarse de obtener los mejores resultados del tratamiento antiparasitario se recomienda:

• Elegir el producto más indicado para los parásitos que estén presentes.

• Centrarnos en los parásitos correctos en el momento adecuado mejorará los resultados y puede significar, también, una menor necesidad de retratamientos. 

• Administrar los productos en la dosis adecuada.

• Almacenar y manipular los productos de forma segura y correcta.

• Consultar las indicaciones y especificaciones antes de usar un producto.

Una vez determinado el tratamiento de elección, es importante que se administre correctamente. Además, se debe pesar al ganado antes del tratamiento y dosificarlo en función a las recomendaciones del prospecto. Para la aplicación se tiene que usar el equipo adecuado y comprobar que esté calibrado correctamente antes de su uso. Finalmente se recomienda mantener registros precisos, incluyendo las fechas, especialmente para observar los períodos autorizados de retirada de leche y carne.