José Luis Urquijo, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Ganado Selecto (FEAGAS)

José Luis Urquijo, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Ganado Selecto (FEAGAS)

El presidente de la Federación Española de Asociaciones de Ganado Selecto (FEAGAS), José Luis Urquijo, ha mostrado su satisfacción porque el Consejo de Ministros del pasado viernes aprobase la norma de calidad del ibérico, “una norma que ya se hacía necesaria para clarificar el sector”, aunque, añade, que “la utilidad de la misma se verá siempre y cuando se aplique de forma rigurosa, tal y como señala el Real Decreto publicado, por lo que sería deseable contar con la responsabilidad del sector, tanto ganadero como industrial, así como con el apoyo de las autoridades, para que esta norma se cumpla a rajatabla”.

La primera consecuencia que para el presidente de FEAGAS tiene esta norma de calidad del porcino es que “potencia la claridad, la trazabilidad y la transparencia del sector y, por consiguiente, proporciona una mayor información a los consumidores que, en todo momento, van a saber ante qué producto se encuentran antes de comprarlo”.

“Siempre pensando en el consumidor –añade-, y en aquellos productores que optan por una producción más selectiva, en cuanto a raza, y de calidad, es muy importante y conveniente diferenciar los productos derivados de animales cuyo manejo y alimentación sea también diferente. El sistema permite producir como cada ganadero quiera, en función de su mercado, pero también permite al consumidor saber exactamente lo que compra, por medio de una diferenciación de las etiquetas”.

“Cada productor es libre de trabajar de la forma que crea oportuno; sin embargo, por medio de esta norma el consumidor tiene información suficiente para conocer qué tipo de producto está comprando”.

“Con la aplicación de esta norma se espera que los productos del cerdo ibérico vuelvan a ocupar el sitio que les corresponde dentro de la gastronomía española”.

Para José Luis Urquijo es importante, también, en aras de esa mayor claridad para el consumidor, que el número de denominaciones se hayan reducido de ocho a cuatro y que haya una etiqueta de color diferente que resalte a primera vista, sin tener que leer en muchas ocasiones la letra pequeña de la etiqueta, ante qué tipo de producto nos encontramos.