El sector del ovino está “muy afectado” por el cierre de la restauración y el descenso de las exportaciones a consecuencia de la pandemia del coronavirus y “seguramente muchas explotaciones” tendrán que dejar su actividad, especialmente las que no están agrupadas.
Lo asegura en una entrevista con Efeagro el presidente de la Interprofesional del ovino y el caprino de carne (Interovic), Raúl Muñiz, tras un mes de estado de alarma que a los ganaderos e industriales les ha cortado de raíz la posibilidad de vender tres de cada cuatro corderos o cabritos.

“Siendo optimista”, Muñiz calcula en 160 millones de euros las pérdidas por los 2,5 millones de lechales, corderos y cabritos que no se comercializarán durante el estado de alarma, que estima desde marzo a mayo inclusive.
El arranque de ese estado fue tan negativo que este sector, uno de los más perjudicados por la COVID-19, llegó incluso a suspender las cotizaciones en algunas lonjas agropecuarias, por lo que dejaron de indicar precios de referencia para la compra-venta ante la incertidumbre generada.

La nula actividad de los restaurantes es lo que más les ha afectado, porque ahí va a parar la mitad de toda su producción.
No obstante, el “freno” de las exportaciones, especialmente a otros países de la Unión Europea (UE), también les ha perjudicado, así como un menor consumo en el hogar, porque el cliente “tiene menos tiempo y posibilidades de hacer la compra: no puede ir a buscar un lechal o un cabrito”.

El sector del ovino está “muy afectado” por el cierre de la restauración y el descenso de las exportaciones a consecuencia de la pandemia del coronavirus y “seguramente muchas explotaciones” tendrán que dejar su actividad, especialmente las que no están agrupadas.
Lo asegura en una entrevista con Efeagro el presidente de la Interprofesional del ovino y el caprino de carne (Interovic), Raúl Muñiz, tras un mes de estado de alarma que a los ganaderos e industriales les ha cortado de raíz la posibilidad de vender tres de cada cuatro corderos o cabritos.

“Siendo optimista”, Muñiz calcula en 160 millones de euros las pérdidas por los 2,5 millones de lechales, corderos y cabritos que no se comercializarán durante el estado de alarma, que estima desde marzo a mayo inclusive.
El arranque de ese estado fue tan negativo que este sector, uno de los más perjudicados por la COVID-19, llegó incluso a suspender las cotizaciones en algunas lonjas agropecuarias, por lo que dejaron de indicar precios de referencia para la compra-venta ante la incertidumbre generada.

La nula actividad de los restaurantes es lo que más les ha afectado, porque ahí va a parar la mitad de toda su producción. No obstante, el “freno” de las exportaciones, especialmente a otros países de la Unión Europea (UE), también les ha perjudicado, así como un menor consumo en el hogar, porque el cliente “tiene menos tiempo y posibilidades de hacer la compra: no puede ir a buscar un lechal o un cabrito”.

“Todo esto, sumado a que se trata de un producto estacional, ha provocado que en torno al 75 % de la producción se esté congelando, se quede entre las explotaciones y los cebaderos” o se esté donando a colectivos necesitados durante la pandemia, apunta Muñiz.
Por eso, prevé que haya “muchas” explotaciones que no superen la situación, principalmente las que no estén bajo el paraguas de una cooperativa o que no trabajan con grupos industriales “potentes” que tienen sus ventas diversificadas en la exportación, la distribución o la venta directa.

No obstante, destaca que los productores de ovino y caprino son “resistentes de por sí”: son “ganaderos-empresarios”, con una parte vocacional “muy importante”, que por el momento les está haciendo continuar con sus negocios.

Más presencia en el hogar

Antes de esta crisis, uno de los objetivos de la Interprofesional era potenciar la presentación de nuevos cortes en las tiendas para que el consumo de cordero sea más cotidiano y no sólo circunscrito a determinadas fiestas o eventos señalados del calendario.

La pandemia está acelerando ese objetivo de una mayor penetración en los hogares y, por ejemplo, la entidad ha lanzado la campaña #yococinoparamivecino con el fin de animar a consumir más este producto y hacer saber que durante estos días, en los que se cocina en casa, esta carne “puede ser una excelente opción”.
También con esa acción se anima a regalar ese alimento a los vecinos a los que se les está haciendo la compra, especialmente los mayores que no pueden salir de casa, remarca Muñiz.

El sector quiere que se les apoye para intentar paliar los efectos de la crisis y pide ayudas, más allá de los 10 millones de euros que el Gobierno tiene previsto aportarles: “Queremos reconocer la rápida respuesta” del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, pero “son necesarios más fondos”.
En la lista de prioridades de Interovic está aplicar el IVA súper-reducido para estas carnes -y hacerlas así “más competitivas”- e impulsar la exportación, especialmente con la apertura del mercado chino y de varios países árabes.

El ovino y el caprino de carne generan anualmente un valor cercano a los 1.260 millones de euros (el 6,5 % de la producción final ganadera cárnica) y cuenta actualmente con 150.000 explotaciones activas.