Alejandro Córdova Izquierdo1, Ana Melisa Pérez Alas1, Adrian E. Iglesias Reyes1, Jorge A. Saltijeral Oaxaca1, Carlos Bedolla Cedeño2, María de Lourdes Juárez Mosqueda3 y Raúl Sánchez Sánchez4
1Departamento de Producción Agrícola y Animal. Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. 2Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 3FMVZ-UNAM. Departamento de Morfología. 4Departamento de Reproducción. INIA. España.
INTRUDUCCIÓN
Los efectos de las claudicaciones derivan principalmente del dolor que determina
el estrés y el impedimento en la función locomotora. El déficit locomotor dificulta al
animal comer y beber lo suficiente. Los efectos de las claudicaciones sobre la fertilidad de las vacas afectadas se pueden deber a varias situaciones, siendo una de ellas la pobre condición corporal que adquieren los animales enfermos, debido a la dificultad que poseen para conseguir alimento. Otro sería el balance negativo de energía que también poseen los animales con estas patologías (García et al., 2015).
El efecto negativo que la cojera ocasiona sobre el desempeño reproductivo puede variar dependiendo del momento en que se presenta estos pueden ser por el aumento de los días abiertos (IPC) debido al aumento del tiempo de espera voluntario; por disminución de la tasa de detección de celos, la disminución de la tasa de concepción, desencadenando de esta forma una disminución de la tasa de preñez y el intervalo entre partos. Las pérdidas se pueden generar por aumento en los costos que se requieren para que esta vaca quede preñada, esto incluye un mayor costo en pajillas de inseminación por el aumento del promedio de inseminaciones por vaca, el costo horas/ hombre, los honorarios del veterinario e incluso el costo del tratamiento del animal que es considerado en anestro (Cáceres, 2017).
Estimaciones de pérdidas en la producción lechera demuestran una disminución
de un 5-20% por lactancia, es decir, 250 a 1000 Kg. sobre un promedio de 5000
Kg. producidos. A esto se debe agregar la pérdida de hasta un 25% del peso vivo,
lo que para una vaca de 500 Kg. significan 125 Kg. además de una marcada
incidencia sobre el ámbito reproductiva siendo el anestro su principal consecuencia (Becerra y Soira, 2011).
PARÁMETROS REPRODUCTIVOS
Los índices reproductivos son indicadores del desempeño reproductivo del hato. Los índices se calculan cuando los eventos reproductivos del hato han sido registrados adecuadamente. Estos índices nos permiten identificar las áreas de mejoramiento, establecer metras reproductivas realistas, monitorear los progresos e identificar los problemas en estadios tempranos. Los índices reproductivos sirven para investigar la historia de los problemas (infertilidad y otros). La mayoría de los índices para un hato son calculados como el promedio del desempeño individual (Ortiz et al., 2005).
La eficiencia reproductiva es el parámetro de producción alcanzado por el animal considerado como óptimo para su especie, en el caso del bovino, es la producción de una cría al año.
Los principales indicadores utilizados normalmente para definir el estado reproductivo de un hato son: el intervalo entre partos, los días abiertos, la tasa de concepción, el número de servicios por concepción, el intervalo entre servicios, la eficiencia en la detección de calores, los días entre el parto y la primera inseminación, el número de vacas en calor antes de los 45-60 días postparto y la edad al primer parto, entre otros. De éstos, el intervalo entre partos, los días abiertos y los servicios por concepción son los que mejor describen la eficiencia reproductiva de un hato (Pérez y Rojo, 2003).
La eficiencia reproductiva de un animal a lo largo de su vida está determinada por la edad a la cual tiene su primera cría y por el intervalo entre cada parto subsecuente. En ganado productor de leche, para lograr un óptima eficiencia se debe lograr que las vaquillas alcancen la pubertad a una edad de 15 a 21 meses, para que queden gestantes lo más rápido posible y que tengan su primer parto entre los 2 y 2.5 años de edad; además que las vacas tengan un intervalo entre partos de 365 días o menos, considerando que la gestación tiene una duración de 275 a 290 días; las vacas deben quedar gestante entre los 75 y 90 días posparto para conservar un intervalo entre partos de 12 meses (Córdova y Pérez, 2002).
Intervalo entre partos
Es el periodo transcurrido entre un parto y otro en la misma vaca. Se calcula contando los días a partir de la fecha del último parto a la fecha del parto inmediato anterior, lo óptimo es tener un periodo interparto de 365 días, este indicador influye en el número de partos en la vida productiva. La duración es muy variable dependiendo de factores como prácticas de manejo, raza, edad, duración del anestro postparto y método de detección de calores entre otros. En condiciones de trópico, por lo común comprende más de un año (Bulbarela, 2001).
Servicios por concepción
Es el número de inseminaciones necesarias para que una vaca quede gestante, este parámetro se calcula al dividir el número de vacas gestantes. Se considera como aceptable de 1.5 a 1.8 servicios por concepción, depende entre otros factores de la eficiencia en la detección de estros, calidad del semen, técnica de inseminación, manejo del semen, así como reabsorciones embrionarias, etc. (Bulbarela, 2001).
Reemplazo prematuro
Los animales con problemas digitales tienen dificultades para desplazarse a los sitios de alimentación lo que puede causar trastornos reproductivos en hembras, tales como disminución del funcionamiento ovárico y atrofia ovárica; en machos ocasiona disminución en la producción de semen y dificultad para la monta especialmente cuando las lesiones están ubicadas en las extremidades posteriores. Estos aspectos unidos a lo costoso del tratamiento pueden indicar en algunos casos el sacrificio del animal (Cardona y Noirtier, 2003).
Las vacas cojas presentan una menor producción de leche. El 10% de los animales que sufren lesiones pódales son sacrificados en forma prematura. La mediana de días abiertos fue cuarenta días más larga en vacas cojas comparadas con vacas sanas (Solano et al., 2018)
Similar a una gran cantidad de trabajos publicados donde se ha establecido la asociación entre cojera y sacrificio. El efecto de la cojera en el sacrificio dependía de la causa de la cojera. Aparentemente, esto se debió a los efectos indirectos de estas condiciones de pezuña en la baja fertilidad y rendimiento de la leche (Mellado et al., 2018).
Efecto sobre la producción de leche
El dolor causado por las claudicaciones es un factor que se relaciona directamente con la disminución de la producción de leche en la vaca, es por esto que deben tratar las claudicaciones y más aún prevenirlas para evitar llegar a tratamientos costosos y pérdidas en producción por retiro de leche y en el peor de los casos algunos animales deben ser sacrificados; llevando a perdidas mayores. La disminución en producción de leche por cada animal oscila entre 5% a 20% y esto se da según el grado de claudicación que presente. Esta causa es la tercera más influyente quedando detrás la mastitis y problemas de reproducción (Cardona y López, 2018).
Las enfermedades de las pezuñas en el ganado vacuno lechero se producen con más frecuencia entre los 50 a 150 días del período de lactancia. Las consecuencias de las claudicaciones en la reproducción están estrechamente relacionadas con el momento en que se inician los problemas, la gravedad de los mismos su duración y evolución, siendo el impacto mayor cuando ocurren 30 a 60 días post parto pues se aumenta el intervalo parto-concepción (García et al., 2015). Las lesiones pódales ocurrieron, en promedio, a los 72,6 días post parto, de igual forma, en Nueva Zelanda la mayor ocurrencia de lesiones pódales se dio antes de los 110 días posparto (Solano et al., 2018).
Al considerar el rendimiento total de la leche, las vacas sanas produjeron aproximadamente la misma leche que las vacas que sufrieron lesiones de pezuña, a pesar de que las vacas con lesiones de pezuña tuvieron lactaciones más largas, Esto se explica por la baja fertilidad de las vacas con lesiones en comparación con las vacas sanas, y en rebaños de alta producción, los días prolongados abiertos conducen automáticamente a lactancias prolongadas. Por lo tanto, el efecto de la cojera en el rendimiento de la leche no es claro, porque las vacas con problemas de pezuña son capaces de producir más de 13,000 kg de leche en lactaciones prolongadas. Por lo tanto, el costo final de un caso de cojera se reduce sustancialmente al considerar los costos del tratamiento (Mellado et al., 2018).
Pérdida en la productividad
La falta de cuidado de las pezuñas puede originar pérdidas en la producción láctea que oscila entre el 20 y 25 % por animal, estimándose en un 10 % para la actividad cárnica. Igualmente, se plantea que un hato lechero con tales trastornos puede disminuir su tasa de parición en un 17.6 %, lo que a su vez aumenta el intervalo entre partos. En el caso de los toros reproductores, el estado incorrecto de las pezuñas influye en el volumen del eyaculado, así como en la vida media de los espermatozoides. Además, se disminuye el potencial de salto y con ello la vida productiva del toro (Cardona y Noirtier, 2003).
Existen reportes que indican que vacas con problemas pódales pueden disminuir entre 1,5 y 2,8 Kg. de leche por día durante las primeras dos semanas posteriores al diagnóstico de la claudicación. Los animales con enfermedades pódales indiscutiblemente disminuyen su producción de leche, pero dependiendo de la lesión presente, esa disminución puede llegar hasta el 10%. Así mismo se ha reportado que la disminución de leche puede llegar hasta 1,5 kg. /vaca/día en las dos primeras semanas posteriores al diagnóstico de la lesión y de 0,5 kg. /vaca/día en la tercera semana posterior al diagnóstico de la claudicación (García et al., 2004).
La baja producción en una vaca con cojera está relacionada con la pérdida de la condición corporal por la disminución del consumo de materia seca como así fue demostrado por Robinson (2006), donde evidencia que una vaca con grado 2 de locomoción baja un 1% el consumo de materia seca (MS), pero no disminuyen su producción, los animales con puntaje de locomoción de grado 3 disminuyen su consumo de MS en 3% y su producción en 5%, las de un grado 4disminuyeron 7% en su consumo de MS y 17% en producción lechera y las de grado 5 disminuyen 16% su ingesta de MS y un 36% su producción lechera, todos estos datos comparados con respecto a un puntaje de grado1 de locomoción (Cáceres, 2017).
La mayoría de las afecciones aparecen entre los 30 a 40 días post parto, donde la vaca está
en su pico de lactancia, y si el mismo es afectado, difícilmente llegue a la
producción esperada, las pérdidas en producción láctea que tienen como origen las afecciones pódales oscila de 300 a 1200 litros. La incidencia total de claudicaciones es mayor en la lactancia temprana, y la producción total de leche puede disminuir en 750 litros. Las vacas con claudicaciones prolongadas pueden llegar a disminuir la producción de leche entre un 20 a 50% (Becerra y Soira, 2011).
CONTROL Y PREVENCIÓN
Para prevenir los problemas en las pezuñas se debe establecer un programa de arreglo de pezuñas una vez concluida cada lactancia, en fundos lecheros que confinen total o parcialmente sus vacas (García et al., 2009).
El arreglo funcional de las pezuñas en ambos tipos de producción, así como el uso de pediluvios en establecimientos lecheros, son medidas profilácticas que favorecerían la no aparición de trastornos pódales, mientras que el maltrato de los animales durante el manejo, no respetar los tiempos de desplazamiento de los animales, el hacinamiento y el mal estado de los corrales, pueden promover dichas patologías (Confalonieri et al., 2016).
El recorte de la suela debe dejar la superficie de apoyo plana que sea perpendicular a eje largo del metacarpo y tarso, además el recorte correctivo debe incluir la formación de una pendiente empinada que rodee la lesión, permitiendo mantener limpios los bordes que tienden a estar necróticos y contaminados, de esta forma se evitará de una mejor forma que la suciedad quede atrapada sobre la lesión (Cáceres, 2017).
Una forma de prevenir patologías pódales causantes de cojeras es adaptando a las vaquillas y vacas secas gradualmente al manejo y ambientes que habitarán una vez comience la lactación, es decir, en el caso de la alimentación se debe manejar un cambio gradual en la energía y la proteína de la dieta mediante la incorporación gradual de concentrados durante las primeras 6 semanas de lactación y conforme la ingesta de materia seca (MS) vaya en aumento, mezclar el forraje con el alimento concentrado para evitar la preferencia de la vaca por el consumo de concentrado (Cáceres, 2017).
Conclusión
Los problemas podales se producen por diferentes etiologías, por lo cual se debe tener conocimiento de las diferentes causas que las pueden generar; observando si la vaca tiene dolor al caminar, no se levanta, no se desplaza, disminuyó su consumo de alimento lo que a largo plazo puede generar desórdenes hormonales, los que influyen en la reducción de la intensidad del estro que puede provocar que no sea detectado y no se insemine en el momento adecuado o puede ocurrir que se presenten estros silenciosos, lo cual sigue representando pérdidas en producción y económicas para la unidad de producción, al alterar el ciclo reproductivo y productivo de las hembras y por lo tanto la reproducción y fertilidad de las vacas en términos generales.
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