Alberto Quiles Facultad de Veterinaria. Universidad de Murcia. Campus de Espinardo. 30071-Murcia.

Mª Luisa Hevia Facultad de Veterinaria. Universidad de Murcia. Campus de Espinardo. 30071-Murcia

Palabras clave: nutrición, cerdas, lactación, condición corporal.

El manejo de la alimentación de las cerdas hiperprolíficas requiere de un ajuste nutricional en cada una de las fases del ciclo reproductivo para maximizar el número de lechones al destete, teniendo en cuenta las características de las actuales líneas genéticas porcinas. A lo largo del presente artículo abordaremos los requerimientos nutricionales en las fases de lactación y durante el intervalo destete-cubrición.

2. Lactación

4La cerda moderna durante la fase de lactación necesita ser alimentada con una óptima composición del pienso que asegure una buena producción de leche y de calostro, teniendo en cuenta las condiciones ambientales y de manejo de cada explotación. Se debe prestar una especial atención a la condición corporal de las cerdas y a su capacidad de ingesta ad libitum. Actualmente, las líneas genéticas porcinas producen entre 10 y 12 kg de leche al día, alcanzando el pico máximo de producción entorno al día 21-23 de lactación. Esta producción, dada la hiperprolificidad de las actuales cerdas, no es suficiente para cubrir las necesidades y maximizar el crecimiento de toda la camada. Para ello sería necesario que en el pico máximo de producción láctea la cerda produjera unos 18 kg de leche. El método más práctico para medir la producción de leche de la cerda es medir la ganancia diaria de la camada, y partir de ahí, intentar ajustar la ingestión de nutrientes según el nivel de producción de leche.

A lo largo de la lactación la cerda pierde peso, principalmente en forma de grasa, aunque también puede llegar a perder músculo. Ello es debido a que actualmente la cerda es incapaz de consumir la energía y los nutrientes suficientes para cubrir las necesidades y se ve obligada a utilizar sus reservas corporales. Cuando estas pérdidas son excesivas provoca una serie de problemas reproductivos como intervalos destete-celo excesivos, gestaciones con prolificidades bajas, camadas pequeñas e irregulares; aspectos que se agudizan especialmente, en las primerizas con menor capacidad de ingesta y menores reservas corporales. A largo plazo la pérdida de peso excesiva provoca una alta tasa de remplazo de aquellas cerdas con un bajo número de partos al año y escasos lechones y un mayor coste de cerdo producido por año.

El objetivo pues durante la lactación es alimentar a la cerda de forma que movilice las menores reservas corporales y pierda el mínimo peso, de manera que llegue al destete en las mejores condiciones corporales, habiendo alimentado a una camada numerosa que requiere cada vez un mejor aporte nutritivo para desarrollar su potencial de crecimiento. Los requerimientos nutritivos durante esta fase van a depender de: (i) la producción láctea de la cerda y de la composición de la leche, (ii) de la ingesta voluntaria de la cerda, (iii) del peso de la cerda, (iv) de la movilización de las reservas corporales (grasa o proteína) y (v) de las condiciones climáticas. Junto a ello y para maximizar la producción de leche hay que tener en cuenta otros factores como: frecuencia de la alimentación, modo de presentación del pienso o ingesta de agua.

El gran reto al que nos enfrentamos en esta fase es como alimentar a unas cerdas que tienen que criar a camadas numerosas, con una tasa de crecimiento elevado y que además cuentan con menores reservas grasas y con unas mayores deposiciones magras a edades más tempranas y con menor capacidad de ingesta voluntaria.

En líneas generales se recomienda que la cerda no pierda más del 10% de su peso vivo durante la lactación, si bien ello va a depender de su peso vivo en el momento del parto, de su nivel de reservas y la línea genética en cuestión. Para las cerdas hiperprolíficas intentaremos limitar la pérdida de espesor del tocino dorsal a 2 mm y limitar al máximo la pérdida de masa proteica. Por lo tanto, la estrategia nutricional durante esta fase es que la cerda coma lo máximo posible evitando perdidas excesivas de peso; teniendo en cuenta que en el caso de las cerdas hiperprolíficas se acentúa más el balance negativo de energía y aminoácidos, sobre todo en la primera semana de lactación.

La adición de grasas o aceites a las dietas de cerdas lactantes para incrementar su aporte energético es una práctica habitual para minimizar las pérdidas de peso corporal durante la lactancia, incrementar el peso del lechón al destete y mejorar la supervivencia del mismo. La composición de ácidos grasos de la leche va a depender de la nutrición energética de la cerda. Al aumentar el aporte de grasa en la dieta se aumenta el porcentaje de grasa de la leche, aunque no necesariamente debe aumentar la producción láctea.

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