Miguel Ángel Moreno Departamento de Sanidad Animal, Facultad de Veterinaria, UCM y Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria, UCM

Palabras clave: antibióticos, ganadería, mejor uso posible, medicamentos singulares

Resumen

Los antibióticos son medicamentos singulares, ya que no sólo combaten a las bacterias patógenas que se encuentran en el sitio de infección, sino que además actúan también sobre todas las bacterias que encuentran durante su travesía por el organismo del individuo afectado, lo que facilita la selección de las que porten algún mecanismo de resistencia y su transmisión a otros individuos que, cuando enfermen, no podrán ser tratados. El mejor uso posible de los antibióticos busca por tanto maximizar el efecto terapéutico y minimizar el desarrollo de resistencias.

Los antibióticos son armas terapéuticas compartidas para el tratamiento de enfermedades bacterianas en personas y animales y sólo deben usarse con esta finalidad. Cualquier otro uso compromete seriamente su eficacia presente y futura y no puede ser aceptado.

Introducción

El 11 de septiembre de 2015 el Diario Oficial de la Unión Europea (UE) publicó una “Comunicación de la Comisión” que lleva por título “Directrices para una utilización prudente de los antimicrobianos en la medicina veterinaria” (Comisión Europea, 2015). Aunque este documento no es de obligado cumplimiento por parte de los Estados Miembros, es evidente que marca las futuras líneas de actuación en el campo de la ganadería para afrontar un problema que se considera crítico dentro del concepto “Una Salud” de la UE y que no es otro que el de la resistencia a los antibióticos.

Si bien la comunicación no emplea la terminología de “mejor uso posible”, su declaración del concepto “uso prudente” en el apartado 3.1 como “maximizar el efecto terapéutico y minimizar el desarrollo de resistencias” coincide totalmente con ella (Page and Trott, 2105) y por tanto he preferido utilizarla a lo largo de este texto.

Los antibióticos son medicamentos singulares (Moreno, 2015) que combaten (destruyen o inhiben el crecimiento) a las bacterias y que por tanto sirven como agentes terapéuticos para curar a los animales que sufren enfermedades bacterianas. Como iremos recordando, el uso terapéutico implica su empleo en animales enfermos teniendo en cuenta la sensibilidad del agente etiológico de la enfermedad (diagnóstico y antibiograma), los medicamentos autorizados para el binomio enfermedad/especie animal afectada y las consideraciones de Salud Pública aplicables.

Sin embargo, los antibióticos también se utilizan en situaciones en las que el animal no está enfermo, encubiertas bajo diferentes paraguas que pretenden sancionar su uso. El papel de los antibióticos como agentes moduladores del equilibrio bacteriano en las mucosas (especialmente del aparato digestivo) condujo a su empleo como promotores del crecimiento, uso que quedó definitivamente prohibido en la UE en 2006 (Castañón, 2007). Sin embargo, la utilización de antibióticos en dosis terapéuticas amparada en la indicación de “prevención” de diferentes enfermedades bacterianas permanece vigente en muchas especies animales, especialmente en las sometidas a condiciones intensivas para producción de carne (porcino, aves, terneros, corderos, conejos, etc.). Para desterrar esta utilización se plantean diversas alternativas (vacunaciones, manejo, otras moléculas) que, aunque de forma individual no permiten conseguir los mismos resultados productivos, utilizadas conjuntamente deberán conducir a la eliminación definitiva del uso de antibióticos en animales sanos.

Reducción del uso profiláctico de antibióticos

El capítulo tercero de la comunicación (“Principios para la utilización prudente de los antimicrobianos”) indica que la reducción del uso de antibióticos se debe conseguir principalmente “limitando su utilización a los casos en los que sean estrictamente necesarios” y evitando la “profilaxis rutinaria”; si a ello añadimos la necesidad del examen clínico de los animales y del diagnóstico veterinario como condiciones previas a la prescripción, vemos fielmente reflejada la diferenciación apuntada entre uso terapéutico y profiláctico.

antibióticos-294-2El capítulo sexto de la comunicación (“Prevención de enfermedades y reducción de la necesidad de utilizar antimicrobianos”) establece claramente que la mejor forma de reducir el uso actual de antibióticos es prevenir las infecciones, ya que si se reduce el número de animales enfermos se reduce también el número de animales que es necesario tratar. Este capítulo de la comunicación destaca la necesidad de disminuir la densidad de las poblaciones animales, al ser uno de los principales factores de riesgo en la aparición y diseminación de enfermedades. Además menciona de forma específica las actuaciones que se resumen en la tabla 1.

Los tres elementos asociados con el mayor riesgo para la salud pública del uso de antibióticos en animales que identifica la comunicación son los antibióticos críticos (apartado 3.2), la administración por vía oral (apartado 3.3) y la administración en grupos (apartado 3.3). Estos tres elementos están muy ligados entre sí y su importancia nace de la singularidad de los antibióticos ya mencionada anteriormente (Moreno, 2015), pero en la que es necesario insistir.

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