Nanta acaba de hacer público los resultados de las acciones realizadas durante 2017 para reducir el uso de antimicrobianos en ganadería. Con respecto a los datos de 2016, la compañía ha reducido un 18 % el uso total, destacando especialmente la avicultura y el porcino como motores de esa reducción –68 y 23 por ciento respectivamente–. Hay que destacar también, dadas las complicaciones habituales en esta especie, el gran esfuerzo realizado en cunicultura, con una reducción del 16 %.

Por otra parte, salvo prescripciones excepcionales, se han eliminado las medicaciones con más de una premezcla y se ha hecho un gran esfuerzo en la realización de antibiogramas, destacando nuevamente la cunicultura (con más de 400 analíticas realizadas).

De forma paralela, Nanta ha publicado además el Informe de Auditorias en Granja correspondiente al ejercicio 2017, contemplado en el proyecto “Nutrición sostenible” (www.nutricionsostenible.com). Dicho informe recoge los resultados del análisis llevado a cabo por expertos de Nanta desde el lanzamiento del proyecto hasta diciembre de 2017 en un total de 256 granjas españolas.

La calidad del agua de bebida y la formación de los ganaderos son algunos de los puntos de mejora

Entre sus conclusiones, el informe destaca que se ha observado una mejoría en aspectos tan importantes como la implementación de programas vacunales acordes en las distintas especies, lo que pone de manifiesto una mayor concienciación de los ganaderos acerca de su importancia de cara a la prevención y mejora del estatus sanitario de sus explotaciones, disminuyendo el uso de antibióticos para tratar las enfermedades de origen infeccioso.

Así mismo, el informe señala una mejoría en el capítulo del bienestar animal, con una mayor atención al comportamiento etológico de las distintas especies y a las condiciones de manejo, lo que redunda en una menor tasa de estrés en los animales.

La alimentación también es un punto fuerte en las explotaciones ganaderas, especialmente los programas de alimentación estándar, mientras que las dietas más especiales, como los programas de nodrizas (en el caso de vacuno de carne) y las primeras edades, y ciertas pautas, como el racionamiento en el caso de la cunicultura, todavía tienen posibilidades de mejora. Otro punto a cuidar más es la calidad del agua de bebida, fundamental de cara a la sanidad y seguridad digestiva de las especies de abasto.

Además, se hace necesario seguir potenciando la formación de los ganaderos, que sigue siendo un cuello de botella para la tecnificación y mejora de la eficiencia de las explotaciones; y estimular el uso de “listados de chequeos” que vayan más allá de lo exigido por la legislación de cara a mejorar la sanidad y productividad en las granjas. Finalmente, en el aspecto sanitario, en algunas especies se recomienda incrementar el control de los orígenes de los animales y de la calidad del semen, como punto de entrada de ciertas patologías en las explotaciones.

Ya más en particular, destacar como algunas fortalezas de la producción porcina la alimentación personalizada o los sistemas “todo dentro todo fuera”, en lo que a sanidad se refiere, mientras que convendría prestar atención a la limpieza y desinfección de las naves y a los alojamientos de los lechones de bajo peso o enfermos.

En vacuno de carne, como punto fuerte destaca, entre otros, el control de las incidencias metabólicas, los libros de registro y el manejo del ganado, mientras que algunas de sus debilidades se centran en la necesidad de implementar programas adecuados para la alimentación de las nodrizas y en la recepción de pasteros.

En las explotaciones de ovino de carne, señalar la presencia de depósitos y silos de pienso, que facilitan una alimentación más adecuada de los animales, y las buenas condiciones de carga y descarga como puntos fuertes. A mejorar: la calidad de los orígenes y la densidad animal, entre otros.

En pollos y conejos suponen una fortaleza el acondicionamiento de las naves y el control ambiental, respectivamente, en relación a las instalaciones, y los libros de registro, entre otros. Sin embargo, convendría mejorar la ventilación en ambos casos, el control de los accesos y, en producción cunícola, la sanidad general en cebadero.

Estas “Auditorias en Granja” se siguen consolidando como punto de partida para el establecimiento de mejoras en las prácticas ganaderas y son un eje fundamental del proyecto Nutrición sostenible de Nanta, con la ambición de contribuir a la mejora de las producciones mediante el asesoramiento y formación de los ganaderos en pro de la producción de alimentos de origen animal más sanos, seguros y con los mayores estándares de calidad.

Para más información visite www.nutricionsostenible.com. Podrá descargar el documento en la sección sobre elestado de las granjas.