Los gusanos, conocidos como helmintos, son uno de las causas significativas en la pérdida de producción en el ganado que afecta al crecimiento y a la producción de leche. Además, en algunos casos puede ocasionar enfermedades clínicas. 

Ante esta situación, se deben implementar medidas de control destinadas a disminuir los niveles de infección por este tipo de parásitos y reducir así su impacto. Sin embargo, es importante entender cómo usar los antiparasitarios de la manera más efectiva para conseguir el mayor impacto sin generar resistencia a los antiparasitarios. Saber cómo puede producirse la resistencia y conocer cuáles son los pasos a seguir para disminuir la probabilidad de su aparición tendrá un impacto significativo en la salud y la productividad del ganado tanto a corto como a largo plazo.

Tipos de gusanos

Los programas de control deben combinar tratamientos fruto del diagnóstico con tratamientos y estrategias de manejo del pastoreo. Todo ello con el objetivo de romper los ciclos de vida de los parásitos para reducir la infección y la persistencia en el medio ambiente. Los gusanos más comunes encontrados son los nematodos gastrointestinales, Ostertagia ostertagi y Cooperia oncophora, que juntos causan gastroenteritis parasitaria. Es más probable que la Ostertagia provoque daño tisular que conduzca a una enfermedad clínica y los programas de control deben asegurarse de que este tipo de gusano no se acumule en cargas significativas en el ganado joven. Es menos probable que Cooperia cause una enfermedad grave, pero algunos estudios han demostrado que puede provocar pérdida de peso si las cargas son altas. Otras especies menos comunes de lombrices intestinales pueden estar presentes y la coinfección con estas puede aumentar la pérdida de producción. En algunas regiones, el gusano pulmonar bovino, Dictyocaulus viviparus, es una amenaza real para los terneros y el ganado adulto sin contacto previo con este gusano. Este gusano puede causar enfermedades respiratorias graves con una pérdida significativa de producción. Dictyocaulus viviparus es más común en las regiones más húmedas y los brotes pueden ser impredecibles.

Fasciola hepatica (duela del hígado) es una causa muy importante de pérdida de producción en el ganado, lo que lleva a una reducción de la producción de leche, un crecimiento deficiente y una fertilidad limitada. Este parásito se puede encontrar en combinación con Paramphistomum spp. y, debido a que sus huevos son similares, puede llevar a un diagnóstico erróneo. De ambos, la amenaza más grave es Fasciola hepatica.

Pruebas diagnósticas

En la actualidad, se pueden usar varias pruebas para ayudar a detectar infecciones por gusanos en el ganado o identificar la expulsión de huevos en heces. Las pruebas detalladas a continuación son las empleadas de forma habitual.

Recuento de huevos en heces (FEC)

Estas pruebas cuantifican los huevos de gusanos en las muestras de heces y proporcionan una estimación muy útil del nivel de dispersión del parásito en el medio ambiente y, por lo tanto, permiten calcular el riesgo probable de enfermedad en los pastos contaminados. Su uso ayuda a guiar las decisiones de tratamiento para dirigirlo a los huevos de gusanos expulsados por el ganado en sus heces (las pruebas de recuento de huevos fecales -FEC- no pueden detectar gusanos inmaduros que no excretan huevos) y también se pueden usar para probar la efectividad de los tratamientos antiparasitarios.

Las pruebas de recuentos de huevos fecales proporcionan información acerca de:

• Los niveles de contaminación del pasto según la cantidad de huevos de gusanos intestinales que se trasmiten.

• La presencia de gusanos hembra adultas productoras de huevos.

• Qué animales están contribuyendo más a la contaminación del pasto.

• Qué efectividad tiene un antiparasitario en la reducción de la excreción de huevos.

La técnica de Baermann

Puede ayudar a definir la infección por Dictyocaulus viviparous (parásito pulmonar) donde hay antecedentes de tos en el ganado que está en el pasto desde mediados de verano. La prueba no es muy sensible, especialmente cuando se usan volúmenes pequeños de heces, y los recuentos negativos de larvas no excluyen la infección cuando se sospecha clínicamente.

Pruebas basadas en anticuerpos

Estas pruebas se utilizan para detectar anticuerpos específicos de gusanos en el suero o en la leche. Son muy útiles a nivel colectivo (rebaño) para identificar la exposición a Fasciola, Ostertagia y Dictyocaulus, pero son menos útiles para identificar cargas en animales individuales.

Datos del matadero

Se trata de una fuente de información realmente importante para identificar la infección por Fasciola, sobre todo cuando se trata de evaluar la efectividad de los programas de control.

Eficacia de los antiparasitarios

Comprender la susceptibilidad de una población de gusanos a un tipo específico de antiparasitario es importante. Usar antiparasitarios que no funcionan correctamente es ineficiente, costoso y constituye una acción que conlleva el riesgo de aumentar la probabilidad de resistencia antihelmíntica. En este sentido, es fundamental que la elección entre las diversas opciones de pruebas se discuta con el veterinario. 

A nivel general, la prueba de reducción de FEC (FECRT) es el método de elección para las especies de gusanos redondos (Ostertagia y Cooperia). Para reducir el coste de las pruebas, se pueden usar muestras ‘agrupadas’ (es decir, muestras correctamente mezcladas de varios animales) con tal de determinar la efectividad de un antiparasitario. Idealmente, a no ser que se suministre una herramienta calibrada para medir muestras in situ, se deben enviar las heces de ganado individual y pesarlo para mezclarlo en el laboratorio de diagnóstico. Los métodos de sedimentación pueden usarse para probar la efectividad de los distomicidas en el ganado, pero la interpretación de los resultados puede ser un verdadero desafío (debido a la poca sensibilidad del uso de los métodos) y necesita más investigación para proporcionar pautas sólidas. 

Para el diagnóstico de Fasciola hepatica, la prueba ELISA de coproantígeno se puede encontrar en el mercado en algunos países.

Estrategias de control integrado

Los animales de la primera y segunda estación de pastoreo deberían ser el foco principal de los tratamientos para las especies de gusanos intestinales. En la primera temporada, el riesgo de enfermedad depende de cuándo nacieron los terneros y de si pastan o no con sus madres. En pastos de alto riesgo, los tratamientos se pueden administrar estratégicamente a todo el grupo durante la primera mitad de la temporada para reducir la infección o prevenir la contaminación del pastoreo con huevos de gusanos. El número de tratamientos requeridos dependerá de la persistencia de la formulación del antiparasitario empleado. Esta información está disponible en las características del producto o la etiqueta, donde también se habla sobre los períodos de retirada que están vinculados a la presencia de residuos en la carne o la leche. Asimismo, se recomienda consultar siempre con el veterinario la elección de un determinado producto. 

Alternativamente, la decisión de tratar a los terneros en pastoreo se puede tomar monitorizando su crecimiento y el análisis FEC. El aumento de peso en vivo y el incumplimiento de los objetivos de crecimiento es un buen indicador de infección, por lo que la monitorización regular del peso, complementada con pruebas FEC, es clave para evaluar si los tratamientos deben administrarse durante la temporada de pastoreo.

Las lactonas macrocíclicas (avermectinas, doramectina, eprinomectina, ivermectina y moxidectina) son los antiparasitarios preferidos para el tratamiento de gusanos intestinales durante la estabulación, ya que otros tipos de gusanos no tienen un efecto mortal contra todas las etapas de gusano de las larvas de Ostertagia, que pueden ser una causa de enfermedad significativa en terneros en invierno y principios de primavera. Las lactonas macrocíclicas también tienen actividad contra los ectoparásitos comunes (ácaros y piojos) que pueden presentar un problema en el ganado estabulado.

Los tratamientos para Fasciola hepatica pueden ser necesarios en otoño e invierno. A diferencia del efecto antiparasitario de las lactonas macrocíclicas, los no continúan activos después del tratamiento, por lo que los animales pueden volver a infectarse rápidamente en los pastos contaminados. Por lo tanto, los tratamientos deben administrarse tan pronto como se estabula el ganado. El veterinario le recomendará un distomicida para todas las fases o solo para las fases larvarias y adultas del parásito, dependiendo de las circunstancias del ganado. Los problemas de resistencia significan que el uso de triclabendazol debe limitarse en el ganado donde es más probable que existan infecciones crónicas de Fasciola, especialmente si se conoce o sospecha de resistencia al triclabendazol en la granja. En estos casos, se puede recetar un distomicida alternativo con un espectro de actividad contra las etapas larvarias o adultas posteriores de Fasciola.

Más adelante en el período de estabulación, las pruebas de diagnóstico para Fasciola pueden ayudar a detectar infecciones residuales y servir así de guía en los tratamientos con los fasciolicidas necesarios antes de la salida a pasto  para reducir los niveles de contaminación en el pasto durante la siguiente  primavera. Una prueba de sedimentación fecal en esta etapa es buena para diferenciar los huevos de la duela ruminal (Paramphistomum spp.) y de la duela del hígado (Fasciola hepatica). Al ganado solo se le debe recetar un tratamiento para Paramphistomum spp. después de una prueba de recuento de huevos fecales positiva.

En un invierno templado, más de la mitad de los hospedadores de Fasciola hepatica y Paramphistomum spp. (Caracoles de barro/agua) pueden sobrevivir en el pasto y esto puede dar lugar a mayores tasas de infección en el ganado durante la primavera siguiente. En estas circunstancias, el ganado debe someterse a una prueba de infección utilizando una prueba de sedimentación FEC o una prueba ELISA de coproantígeno alrededor de 12 semanas después de la salida al pasto.  Los resultados de la prueba indicarán si los animales deben ser tratados o no. En las granjas donde ya se ha identificado una infección grave, un tratamiento dos o tres meses después de la salida al pasto puede ayudar a reducir la contaminación de los pastos y la posterior infección de los caracoles durante el resto del año. Por supuesto, durante todo este proceso se debe consultar con el veterinario sobre el momento preciso de este tratamiento.

En todos los casos, al aplicar tratamientos antiparasitarios, hay que tener en cuenta estos cinco principios del buen control de parásitos:

• Usar el producto adecuado para el tipo específico de parásito

• Tratar al animal adecuado

• Tratar al ganado en el momento adecuado

• Utilizar la dosis correcta 

• Administrar antiparasitario de la manera correcta

Conclusiones

Un programa de control de gusanos debería ser una parte integral de todos los planes de salud del rebaño. Los diagnósticos son cada vez más importantes para ayudar a la toma de decisiones y las pruebas deben usarse para reunir evidencias de infección y los resultados interpretados en el contexto del pastoreo, el historial clínico y de tratamiento. Lo ideal es que los planes incluyan pruebas para evaluar la efectividad del antiparasitario. La adopción de más protocolos de control basados ​​en evidencia requiere buenas líneas de comunicación entre los ganaderos y los veterinarios, por lo que el conocimiento de los valores y las limitaciones de cada plan de control deben ser monitorizadas y el plan ajustado con el tiempo“.