Resumen

Durante muchas décadas, el uso abusivo de antibióticos en ganadería ha contribuido a un aumento importante en el desarrollo de resistencias. Sin embargo, numerosas evidencias demuestran otros factores no terapéuticos envueltos en esta tendencia. Un mejor conocimiento sobre la prevalencia y los factores que influyen en la selección de bacterias resistentes a antibióticos en animales de granja puede ser fundamental para establecer estrategias que permitan reducir su incidencia y los riesgos potenciales asociados para la salud pública y animal. En este artículo trataremos distintas prácticas de manejo y características a nivel de granja y animal, que contribuyen a la selección y dispersión de bacterias resistentes a antibióticos en terneras lactantes. También discutiremos estrategias que permitan prevenir el desarrollo de resistencias durante las primeras fases de crecimiento. 

Introducción

La creciente aparición de bacterias resistentes a antibióticos y la falta de alternativas que permitan combatir enfermedades infecciosas tanto en humanos como en animales, constituye uno de los mayores retos a los que se enfrenta la medicina moderna. En un esfuerzo por reducir el uso abusivo de antibióticos y la ocurrencia de resistencias, especialmente en veterinaria, encuestas recientes han analizado la prescripción de antibióticos para varias especies animales y cuáles son las enfermedades para las cuáles se prescriben más comúnmente los antibióticos en Europa(1). En el sector bovino en particular, se observó que la mayoría de antibióticos prescritos (48%) se destinaban al tratamiento de enfermedades infecciosas que afectan a vacas lecheras como son, la mastitis e infecciones uterinas, mientras que solo un 17,8% iba destinado al tratamiento de diarreas e infecciones respiratorias en terneros. A pesar de esta tendencia en el uso de antibióticos en el ganado bovino, varios estudios han indicado que terneros jóvenes albergan poblaciones bacterianas entéricas más resistentes que animales adultos(2, 3), mientras que altas prevalencias de Escherichia coli fecales resistentes a antibióticos han sido también reportadas en terneros no expuestos a antibióticos(4, 5). De hecho, investigadores del Instituto Nacional de Veterinaria de Suecia(6) afirmaron que incrementos en las prevalencias de E. coli resistente a antibióticos en el tracto gastrointestinal de terneras lactantes están influenciados por múltiples características a nivel de granja y animal, así como por la utilización de leche producida por vacas tratadas con antibióticos en la alimentación de terneros lactantes. 

Prácticas de manejo y características de la granja 

Distintas prácticas de manejo tales como el sistema de alojamiento de los terneros (individual o en grupo) o la vía de administración de los antibióticos (oral a través de la alimentación, inyección o intramamaria) han sido propuestas como factores de riego a nivel de granja que pueden influenciar sobre la prevalencia de E. coli resistente en el tracto gastrointestinal de terneros lactantes(6). Sin embargo, los datos en cuanto a sistema de alojamiento se refieren, no constatan una clara desventaja para ninguna de las dos prácticas con respecto a la frecuencia global de resistencias en terneros. De hecho, Pereira y col.(7) indicaron que terneros alojados en grupo presentaban una mayor proporción de E. coli resistente a quinolonas y fluoroquinolonas que terneros alojados individualmente, mientras que terneros alojados en corrales individuales mostraron mayores prevalencias de E. coli resistente para antibióticos aminoglucósidos, cefalosporinas y tetraciclinas. Por otro lado, distintas prevalencias de E. coli resistente a tetraciclina han sido también reportadas en terneros alojados en grupo e individualmente en función de la edad de los animales, siendo estas mayores en terneros alojados en grupo cuando eran menores de un mes edad(6). En este estudio, los autores sugirieron que el hecho de que terneros jóvenes presentasen poblaciones bacterianas de E. coli más resistentes que terneros de mayor edad podría aumentar las probabilidades de transmisión de resistencias entre animales cuando estos eran alojados en grupo a edades tempranas. 

En cuanto a la vía de administración de los antibióticos, estudios previos desarrollados con cerdos y pollos de engorde(8, 9), han indicado que tratamientos antibióticos por vía oral tienen un mayor efecto sobre la selección de bacterias resistentes que tratamientos por vía intramuscular. Por otro lado, mayores concentraciones de antibiótico en plasma y tejido intestinal han sido también reportadas en cerdos tratados por vía intramuscular en lugar de por vía oral, sugiriendo que la administración de ciertos antibióticos por vía oral puede resultar en concentraciones inadecuadas de antibiótico y favorecer la selección de bacterias resistentes en el tracto gastrointestinal de los animales(10, 11). No obstante, solo unos pocos estudios(12, 13) han comparado protocolos de tratamiento parenteral y oral con respecto a la prevalencia de resistencias en terneros lactantes observándose resultados inconsistentes. Mientras que, Checkley y col.(13) no observaron diferencias en las prevalencias de E. coli resistentes entre terneros tratados metafilácticamente con antibióticos vía parenteral y profilácticamente a través de la alimentación, Berge y col.(12) reportaron mayores niveles de multi-resistencia en E. coli fecales de terneros lactantes que recibieron tratamiento profiláctico mediante la adición de antibióticos en la leche que en aquellos que recibieron tratamientos con dosis terapéuticas individuales para enfermedades infecciosas. No obstante, es importante destacar también el tiempo de exposición a los antibióticos entre los distintos tipos de tratamiento, el cuál fue mayor en terneros tratados profilácticamente que terapéuticamente, y la transitoriedad en las prevalencias de E. coli resistente observada en los terneros tratados terapéuticamente. 

Otro factor que puede influenciar sobre la prevalencia de resistencias en terneros lactantes es la contaminación ambiental con bajas dosis de antimicrobianos y determinantes resistentes a los antimicrobianos. Si bien es claro que el uso de antibióticos es fundamental en la selección de resistencias, la facilidad con la que genes de resistencia y bacterias resistentes son propagadas entre distintos ecosistemas bacterianos contribuye también al problema. De hecho, existen evidencias que demuestran que la microbiota intestinal de animales puede ser colonizada por bacterias resistentes del ambiente o de otros animales por contacto directo o por consumo de alimento contaminado(14, 15). Además, bacterias resistentes que han sido seleccionadas en el tracto intestinal de animales adultos pueden ser liberadas en el ambiente y propagadas vía aguas residuales y heces a animales de otros grupos de edad en la explotación. De hecho, Duse y col.(6) indicaron que terneros lactantes de explotaciones que utilizaban tratamientos antibióticos intramamarios en vacas lecheras presentaban mayores prevalencias de E. coli resistente a antibióticos aminoglucósidos, los cuáles eran comúnmente utilizados para el tratamiento de vacas lecheras durante el periodo de secado. Por otro lado, los autores indicaron que terneros de explotaciones de mayor tamaño eran más propensos a tener mayores prevalencias de resistencias a antimicrobianos que aquellos provenientes de explotaciones más pequeñas, debido probablemente a una mayor incidencia de enfermedades infecciosas y en consecuencia a un uso más frecuente de antibióticos en estas explotaciones. 

Efecto de la dieta 

Además de las características de la granja y prácticas de manejo citadas anteriormente, el uso de la leche de descarte procedente de vacas tratadas con antibióticos en la alimentación de terneros ha sido también propuesto como un factor de riesgo importante en la selección y dispersión de bacterias resistentes(16). En un estudio reciente(5) con terneras que fueron alimentadas con lacto-reemplazante sin antibióticos o leche de descarte pasteurizada con residuos de antibióticos beta-lactámicos, se demostró un aumento en la prevalencia de E. coli fenotípicamente resistente a distintos antibióticos beta-lactámicos, así como una mayor probabilidad de aislar colonias de E. coli portadoras de genes de resistencia para estos antibióticos. Sin embargo, una vez las terneras eran destetadas, la prevalencia de E. coli resistente a beta-lactámicos disminuía en terneras alimentadas con la leche de descarte aunque esta seguía siendo superior que en aquellas terneras alimentadas con lacto-reemplazante. Resultados similares fueron reportados en un estudio previo desarrollado por los mismos autores(4) en el que se compararon los patrones de resistencia a antibióticos de E. coli fecal y Pasteurella multocida nasal aislados de terneras lactantes procedentes de 8 explotaciones lecheras (4 usando lacto-reemplazante sin antibióticos y 4 leche de descarte). A pesar de que, en este estudio, la presencia de antibióticos en la leche de descarte no fue evaluada y que distintos agentes antimicrobianos eran a menudo utilizados entre las explotaciones, los autores también demostraron un aumento en las prevalencias de E. coli fecal y P. multocida nasal resistentes en terneras alimentadas con leche de descarte que en aquellas alimentadas con lacto-reemplazante sin residuos de antibióticos. 

Distintas prevalencias de bacterias resistentes en el tracto gastrointestinal han sido también reportadas en rumiantes siguiendo distintos regímenes alimenticios o con la adición de suplementos alimenticios no-antibióticos en la dieta(17,18). Una posible explicación para estos eventos podría ser la vinculación genética de genes de resistencia con otros genes que proporcionan alguna ventaja en el tracto gastrointestinal de los animales al ser expuestos a determinadas condiciones. De hecho, fenotipos resistentes a elementos metálicos comúnmente utilizados en la alimentación animal, tales como el zinc, han sido asociados con genes de resistencia a meticilina en Staphylococcus aureus aislados de terneros y cerdos(19). Este hecho sugiere que el uso de metales como suplemento alimenticio en la dieta de los animales podría estar contribuyendo también a la aparición de bacterias resistentes en animales de granja. 

Estrategias para reducir las tasas de resistencia en terneros lactantes 

Las principales acciones que se proponen para evitar la aparición y dispersión de resistencias en terneros lactantes, y en general en animales de granja, se relacionan fundamentalmente con el establecimiento de buenas prácticas de manejo que permitan minimizar la incidencia de enfermedades y, por tanto, reducir el uso de antibióticos en las explotaciones. 

Además de una correcta alimentación y condiciones higiénicas de alojamiento, otro aspecto clave para garantizar la cría de terneros sanos y por tanto reducir el uso de antibióticos durante las primeras fases del crecimiento, es la ingesta de una adecuada cantidad y calidad de calostro en las horas inmediatamente posteriores al nacimiento. Este hecho, permite una adecuada transferencia pasiva de inmunidad desde la madre al ternero, y el aporte de una fuente rica de energía y proteína para el correcto funcionamiento del sistema inmunitario. De hecho, evidencias demuestran que terneros que recibieron una adecuado encalostramiento tienen menos incidencia de enfermedades y mortalidad, así como una menor necesidad de tratamientos terapéuticos que aquellos que no recibieron un adecuado encalostramiento(20). 

A pesar de los beneficios de un buen encalostramiento al nacer, la llegada de terneros en explotaciones de crianza con niveles de inmunoglobulinas séricas bajas es un hecho frecuente que contribuye al uso profiláctico de antibióticos a través de la alimentación para el tratamiento de diarreas(21). Dada esta observación y con el objetivo de hacer frente a este problema, Berge y col.(22) propusieron la suplementación de la leche en polvo con calostro durante las dos primeras semanas de vida de los terneros como una alternativa efectiva a los antibióticos para reducir la incidencia de diarreas en terneros lactantes y por tanto el uso de antibióticos.

Otra estrategia que permite mejorar el grado de inmunidad de los terneros, además de reemplazar el uso de antibióticos, es la vacunación de terneros y vacas preparto frente a virus y bacterias que pueden causar enfermedades infecciosas durante las primeras fases de desarrollo. En el mercado existen varias opciones que proporcionan una amplia cobertura para diversos virus y bacterias siendo las vacunas más recomendadas aquellas que actúan contra diarreas neonatales (Rota-Corona-E. coli) y neumonía (vacuna intra-nasal frente a IBR/Pi3). No obstante, antes de establecer ningún programa de vacunación es importante considerar en primer lugar contra que, cuando y con qué vacunar a los animales, ya que la efectividad de este dependerá del tipo de enfermedades a prevenir y el estado general de salud de los animales. 

Conclusiones 

La ocurrencia de bacterias resistentes en terneros lactantes está muy influenciada por múltiples factores, entre los cuales destacan la edad de los animales y la ingesta de alimentos que contienen antibióticos. No obstante, patrones de resistencia similares entre aislamientos de E. coli ambientales y terneros de la misma explotación constatan la influencia de otros factores a nivel de granja contribuyendo al problema. Para minimizar la incidencia de resistencias a antibióticos en terneros, no solo sería recomendable reducir el uso de antibióticos para tratar enfermedades infecciosas que afectan a este colectivo, sino establecer en general acciones estrategias que permitan reducir el uso de antibióticos en animales pertenecientes a otros grupos de edad. Una estrategia adecuada por ejemplo, sería la limitación del uso profiláctico de antibióticos a casos con necesidades clínicas definidas. Así mismo, el uso de alternativas a los antibióticos o el establecimiento de ciertas prácticas de manejo que permitan mejorar el estado de salud de los animales (vacunación, mejora de las condiciones higiénicas de la explotación, bioseguridad) también deberían ser alentadas a fin de reducir la aparición de resistencias en los sistemas de producción animal. 

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