Hace ya más de una semana desde que se destapó el caso de la carne adulterada en Brasil y la situación ha sumido al sector cárnico del país carioca en sus horas más bajas. Varios países han cerrado sus fronteras a la entrada de carne aunque algunos, como China, Egipto y Chile, han decidido reabrirlo tras varios días cerrado.

La operación “Carne Débil” (carne fraca en portugués) se ha convertido en una crisis prioritaria para el Gobierno de Michel Temer porque amenaza la imagen exterior de Brasil, provoca pérdidas millonarias y deja en el aire miles de empleos.

La crisis, que afectó de inmediato a las exportaciones, se ha trasladado también al mercado interno, con una caída en el consumo y medidas como la anunciada este viernes por la Secretaría Nacional del Consumidor, dependiente del Ministerio de Justicia, que ordenó a tres empresas investigadas -Souza Ramos, Transmeat y Peccin- retirar sus productos de los establecimientos.

El escándalo estalló el 17 de marzo, cuando la policía informó de que la operación “Carne Fraca” había destapado una red de corrupción que incluía sobornos a fiscales sanitarios para comercializar carne vencida o no apta para el consumo adulterada con productos químicos.

Una larga recuperación

Aunque ni el Gobierno ni las patronales ganaderas han ofrecido un balance global de pérdidas, el sector tardará en recuperarse del impacto del escándalo, que mantiene cerradas21 plantas productoras de tres gigantes del sector y ha puesto a unas 20 empresas bajo investigación.

Según estimaciones oficiales, tras el escándalo, las exportaciones de carnes han caído de los 63 millones de dólares diarios a 74.000 dólares, y la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA) estimó que los exportadores de carne de pollo y de cerdo perdieron al menos 40 millones de dólares en una semana.

La operación ha dañado la imagen de Brasil, mayor exportador mundial de carne bovina y de pollo y cuarto en el segmento de cerdos, que tendrá que luchar para mantener su cuota de mercado internacional.

Hong Kong, uno de los mayores clientes del país, anunció la retirada de los supermercados de las carnes -tanto de vaca y cerdo como de ave- importadas del gigante sudamericano, mientras que conocidas cadenas internacionales de comida rápida adelantaban que retirarían la oferta brasileña de sus menús.

Una veintena impone restricciones

Hong Kong fue uno de los primeros en poner en cuarentena la carne brasileña, pero hay cerca de una veintena de países, que han impuesto restricciones o suspendido temporalmente las importaciones de carne brasileña.

El ministro de Agricultura, Blairo Maggi, prepara un viaje a China para tratar de recuperar la confianza del gigante asiático que, según analistas locales, podría estar utilizando el conflicto de la carne para negociar condiciones ventajosas en la importación de otros productos brasileños. Maggi recibirá también la próxima semana al comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis.

Mientras, la patronal del sector confía en que el mercado interno, destino del 80 por ciento de la producción, mantenga sus niveles de consumo para paliar pérdidas.

“La crisis no mueve absolutamente nada (en el mercado interno). El hábito brasileño es ese, están confiados y tranquilos”, afirmó Francisco Turra, presidenta de la ABPA.

“Tengo la certeza de que el mercado interno que va a absorber y comprender y al contrario va a ayudar para el consumo y vamos a tener varias acciones para activar el consumo de carne brasileña”, agregó.

Empleos en peligro

Sin embargo, el consumo ha caído, tanto en mercados como en restaurantes, y se precipitará aún mas tras la decisión de algunas de las mayores cadenas, como Walmart, Carrefour o Pao de Acucar, de retirar de sus establecimientos en Brasil los productos de las empresas investigadas. En medio de la crisis, decenas de miles de trabajadores que ven sus puestos peligrar si se mantiene el desplome de la producción.

La compañía JBS, una de las mayores exportadoras de carne del mundo, afronta una paralización de tres días en la producción de carne bovina en 33 de sus 36 plantas ante la caída de la demanda.

Además, adelantó que “la próxima semana la compañía operará en todas sus unidades, con una reducción del 35 % de su capacidad productiva”.

Gobierno y empresas insisten en lanzar un mensaje de tranquilidad: “La salida es mostrar la transparencia, esa es nuestra arma y nuestra seguridad”, concluyó el presidente de la patronal.El ministro de Agricultura de Brasil, Blairo Maggi, se dispone a almorzar en un restaurante público en el Ministerio de Agricultura.

Fuente: EFE/Joédson Alves