Pregunta: La infección por Mycoplasma hyopneumoniae está ampliamente extendida en la mayoría de países productores de porcino, pero qué podrían comentarnos sobre la prevalencia de este patógeno en Europa y en España.

Respuesta: A pesar de todos los esfuerzos realizados para controlar M. hyopneumoniae, la infección por este patógeno presenta una elevada prevalencia en el ganado porcino a nivel mundial, siendo una de las enfermedades más importantes que ocasiona pérdidas económicas al sector. Desafortunadamente, no hay datos actuales fiables sobre la prevalencia global de M. hyopneumoniae, dado que no es una enfermedad de declaración obligatoria. Además, debemos de tener en cuenta que la infección por M. hyopneumoniae no siempre se traduce en enfermedad, lo que implica que los animales pueden infectarse de forma subclínica. Por tanto, cabría diferenciar la prevalencia de las lesiones pulmonares asociadas a este patógeno de la prevalencia de la infección, que a pesar de que la información es escasa, se supone elevada. Finalmente, cabe comentar que en países como Finlandia, Noruega, Dinamarca o Suiza, la prevalencia de M. hyopneumoniae es muy baja.

Pregunta: ¿Qué tipo de lesiones provoca M. hyopneumoniae en los animales?

Respuesta: M. hyopneumoniae se adhiere a los cilios del tracto respiratorio del cerdo. Esta adhesión provoca una alteración de la barrera mucosal, favoreciendo la entrada de otros patógenos respiratorios (Pasteurella multocida, Actinobacillus pleuropneumoniae, etc.) y la aparición de infecciones concurrentes que desencadenan la Neumonía Enzóotica (NE). Las lesiones macroscópicas debidas a este patógeno consisten en una consolidación pulmonar bilateral, localizada principalmente en los lóbulos craneales y medios. Estas áreas de consolidación presentan una coloración morada-grisácea y en presencia de co-infecciones su extensión y gravedad puede verse aumentada. A nivel microscópico, M. hyopneumoniae ocasiona una neumonía bronquiolo-intersticial de base, caracterizada por una hiperplasia de tejido linfoide asociada a bronquios y bronquiolos. Estas lesiones pulmonares provocarán la aparición de tos seca no productiva característica de este proceso. En caso de NE, dada la concomitancia de otras bacterias, la lesión característica es una bronconeumonía catarral purulenta, pudiéndose observar signos clínicos más graves tales como fiebre, anorexia, letargia e incluso se pueden registrar bajas. Cabe comentar que aunque estos signos clínicos y estas lesiones pulmonares son altamente compatibles con una infección por M. hyopneumoniae, no son exclusivas de este patógeno. Por tanto, es necesario realizar un correcto diagnóstico diferencial para descartar la implicación de otros patógenos (p. e. virus de la influenza porcina).

Pregunta: ¿Cuáles son los métodos de diagnóstico más recomendables?

Respuesta: El enfoque diagnóstico de la infección por M. hyopneumoniae y las técnicas laboratoriales a utilizar variarán según el escenario clínico. Por un lado, en caso de brote clínico de M. hyopneumoniae, el diagnóstico debe basarse en la combinación de tres criterios: presencia de signos clínicos, lesiones pulmonares asociadas a la infección por M. hyopneumoniae y confirmación de la presencia del patógeno en las mismas. Lo ideal sería realizar la necropsia de varios animales que presenten sintomatología, evaluar las lesiones pulmonares y confirmar la presencia del patógeno en dichas lesiones mediante PCR de tejido pulmonar. Por otro lado, si no se observan signos clínicos y/o lesiones pulmonares evidentes, pero se sospecha que los animales están infectados por M. hyopneumoniae, estaríamos ante un cuadro subclínico. Para diagnosticar la infección por M. hyopneumoniae en este escenario se podría utilizar una técnica serológica (habitualmente ELISA) para confirmar la exposición al patógeno o PCR para detectar ADN de la bacteria. Teniendo en cuenta que la seroconversión de M. hyopneumoniae es tardía, lo ideal para detectar si los animales han estado en contacto con el patógeno sería tomar muestras pareadas separadas 3-4 semanas o en animales de distinta edad. El aumento de animales seropositivos de un muestreo al siguiente nos indicará seroconversión frente al patógeno. Por otro lado, para confirmar la infección de los animales por M. hyopneumoniae mediante PCR, se pueden tomar muestras de hisopo nasal, laríngeo o lavado traqueo-bronquial de animales de distintas edades. Cabe recordar que, cuanto más profunda sea la muestra en el tracto respiratorio más aumenta la probabilidad de detección de M. hyopneumoniae.

Pregunta: Parece ser que los lechones nacen libres de la infección. ¿Cuándo se produce la transmisión de la misma a los lechones?

Respuesta: Los lechones nacen negativos frente a M. hyopneumoniae, ya que este patógeno no se transmite de forma transplacentaria. De este modo, la transmisión de M. hyopneumoniae a los lechones se produce exclusivamente por contacto directo (nariz con nariz), siendo la cerda infectada la principal fuente de excreción de M. hyopneumoniae durante la etapa de maternidad. Una vez el lechón está infectado, este mismo animal podrá transmitir la infección de la misma manera a sus compañeros de corral.

Pregunta: Por tanto, podríamos decir que las cerdas tienen un papel fundamental en la infección de los lechones. ¿Pero sólo las primerizas o las cerdas de más de un parto?

Respuesta: Se sabe que M. hyopneumoniae puede infectar a cerdas de todas las paridades y que éstas pueden transmitir dicha infección a su descendencia. Sin embargo, estudios previos han demostrado que las cerdas primerizas son las principales excretoras de este patógeno. Por ello, se considera que las primerizas tienen un papel clave en la transmisión y control de M. hyopneumoniae.

Pregunta: ¿Consideran que el primer parto puede ser un punto clave para el control de la infección?

Respuesta: Efectivamente. Si conseguimos disminuir la excreción de M. hyopneumoniae de las cerdas primerizas mediante una adaptación adecuada, la colonización de los lechones y prevalencia de M. hyopneumoniae al destete podría verse  reducida. Lo que sí se sabe es que la prevalencia de este patógeno al destete está relacionada con el posterior desarrollo de problemas respiratorios en las fases de cebo. Por tanto, si se logra controlar la excreción en el parto, los problemas respiratorios en fases posteriores podrían llegar a disminuir si no existen otras vías de contagio (mezcla con animales infectados, etc.).

Pregunta: ¿Qué métodos de aclimatación de las cerdas de reemplazo son los más habituales en Europa?

Respuesta: Según la información recopilada en nuestro estudio, los métodos de aclimatación de la reposición más utilizados en Europa fueron la vacunación, sola o en combinación, con la exposición a animales presuntamente infectados. Respecto al número de dosis de vacuna utilizadas durante la aclimatación, muchos de los participantes (31,7%) utilizaban dos dosis, seguidos de los que utilizaban una (29,2%) y hasta tres (15,6%) dosis. También hubo participantes (23,4%) que no indicaron cuántas dosis de vacuna frente a M. hyopneumoniae administraba en las granjas. En cuanto a la exposición a animales potencialmente infectados, las cerdas de desvieje o descartadas (21,3%) resultaron ser más utilizadas que los cerdos de engorde (5,2%). Desafortunadamente, no tenemos datos sobre el estado de excreción de estos animales y/o el número de animales “excretores” utilizados respecto a los susceptibles. De hecho, este es un punto crucial que generalmente es poco considerado por parte del veterinario clínico.

Hyogen-cevaPregunta: ¿Qué método consideran más recomendable?

Respuesta: Para saber qué método es el más recomendable, lo ideal sería hacer una comparación en paralelo y ver cuál de los métodos empleados aporta mejores resultados. Lamentablemente, tal comparación no existe, o al menos nosotros no disponemos de esta información. En nuestra opinión el método más recomendable para aclimatar a la reposición es aquel que consigue una exposición uniforme de la reposición a M. hyopneumoniae y que, cuando estas cerdas se introduzcan al flujo productivo, ya se hayan recuperado de la infección, hayan desarrollado inmunidad frente a este patógeno y la excreción del patógeno haya cesado. Así, lo ideal sería que la reposición procediese de núcleos negativos a M. hyopneumoniae y que a su entrada, todos los animales del lote se expusiesen de forma uniforme y desarrollasen inmunidad frente a la/s cepa/s presente/s en la granja. Esto no es algo sencillo a día de hoy, por lo que a efectos prácticos la estrategia más accesible y eficaz de la que disponemos para aclimatar a la reposición es la vacunación. Con ella se debería conseguir una inmunización relativamente uniforme de todo el lote antes de su entrada al flujo productivo y una disminución de la excreción del patógeno. Por último, antes de introducir la reposición en las fases de producción, no debemos olvidarnos de verificar este proceso y confirmar que las primerizas han desarrollado inmunidad (ELISA positivo) y que no estén excretando el patógeno (PCR negativo).

Pregunta: Parece ser que en el norte de Europa se tiende más a la vacunación, mientras que en los países del sur se recurre en mayor medida a combinar exposición y vacunación. ¿A qué puede ser debido esta diferencia en el método de aclimatación?

Respuesta: No se sabe a qué puede deberse esta diferencia en los métodos de aclimatación utilizados. En este estudio se recopilaron un total de 321 encuestas, cada una representando a una granja, mediante la participación voluntaria de 108 veterinarios de 18 países Europeos. La participación de los países del sur de Europa fue superior a la de los países del norte y centro de Europa, por lo que su preocupación sobre M. hyopneumoniae y los problemas que ocasiona podrían ser mayores. De este modo, una hipótesis podría ser que la presión de infección de M. hyopneumoniae en los países del norte de Europa sea menor y que los veterinarios de esta zona crean que la vacunación sea suficiente para aclimatar a sus cerdas. Sin embargo, esto es simplemente una opinión.